

EL CUERPO HABLANTE
X Congreso de la AMP,
Río de Janeiro 2016
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“En la señorita Elisabeth von R. el mecanismo psíquico de la simbolización no
se situaba en primera línea, él no había creado la abasia (…).’’
p. 167
Sobre la psicoterapia de la histeria
“No dudo de que al destino le resultaría por fuerza más fácil que a mi librarlo
de su padecer. (…) es grande la ganancia si conseguimos mudar su miseria
histérica en infortunio ordinario. Con una vida anímica restablecida usted podrá
defenderse mejor de este último.”
p. 309
Fragmento de análisis de un caso de histeria
(1905). Tomo VII, Obras
Completas Amorrortu. Buenos Aires, Argentina
“¿Son los síntomas de la histeria de origen psíquico o somático? (…) Hasta
donde yo alcanzo a verlo, todo síntoma histérico requiere de la contribución
de las dos partes. No puede producirse sin cierta
solicitación somática
(…) Pero
no se produce más que una sola vez – y está en el carácter del síntoma histérico
la capacidad de repetirse – si no posee un significado psíquico, un
sentido.
El
síntoma histérico no trae consigo ese sentido, sino que le es prestado, es soldado
con él y en cada caso puede ser diverso de acuerdo con la naturaleza de los
pensamientos sofocados (…).”
p. 37
I /b. Sexualidad, Libido, Sublimación
Tres ensayos de teoría sexual
(1905). Tomo VII, Obras Completas,
Amorrortu. Buenos Aires, Argentina
“El sustituto del objeto sexual, en general, una parte del cuerpo muy poco
apropiada a un fin sexual (el pie, los cabellos)…”
p. 139
“(…) cualquier otro sector de piel o de mucosa puede prestar los servicios de
una zona erógena, para lo cual es forzoso que conlleve una cierta aptitud. Por
tanto, para la producción de una sensación placentera, la cualidad del estímulo
es más importante que la complexión de las partes del cuerpo.”
p. 166
La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis
(1910).
Tomo XI, Obras Completas, Amorrortu. Buenos Aires, Argentina
“(…)
si vemos a un órgano que de ordinario sirve a la percepción sensorial
comportarse directamente como un genital a raíz de la elevación de su papel
erógeno, no consideraremos improbables aún alteraciones tóxicas en él.”
p. 215
Introducción del narcisismo
(1914). Tomo XIV, Obras Completas
Amorrortu. Buenos Aires, Argentina
“(…) el yo tiene que ser desarrollado. Ahora bien, las pulsiones autoeróticas son
iniciales, primordiales; por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una
nueva acción psíquica, para que el narcisismo se constituya.”
p. 74
“Llamemos a la actividad por la cual un lugar del cuerpo envía a la vida anímica
estímulos de excitación sexual
su erogenidad
(…).”
p. 81
“La sublimación es un proceso que atañe a la libido de objeto y consiste
en que la pulsión se lanza a otra meta, distante de la satisfacción sexual. La
idealización es un proceso que envuelve al objeto; sin variar de naturaleza, éste es
engrandecido y realzado psíquicamente.”
p. 91
“(…) La formación del
ideal del yo
se confunde a menudo, en detrimento de
la comprensión, con la
sublimación
de la pulsión. Que alguien haya trocado su
narcisismo por la veneración de un elevado ideal del yo no implica que haya
alcanzado la sublimación de sus pulsiones libidinosas.”
p. 91
“(…) El ideal del yo reclama por cierto esa sublimación, pero no puede forzarla;
la sublimación sigue siendo un proceso especial cuya iniciación puede ser
incitada por el ideal, pero cuya ejecución es por entero independiente de tal
incitación.’’
p. 91
“(…) la formación de ideal y la sublimación contribuyen en proporciones
por entero diversas en la causación de la neurosis. (…) la formación del ideal
aumenta las exigencias del yo y es el más fuerte favorecedor de la represión. La
sublimación constituye aquella vía de escape que permite cumplir esa exigencia
sin dar lugar a la represión.”
p. 91-92
Conferencias de introducción al Psicoanálisis
(1916 – 1917)
Conferencia 22a. Tomo XVI, Obras Completas Amorrortu. Buenos
Aires, Argentina
“(…) las mociones pulsionales de carácter sexual son extraordinariamente
plásticas (…) Pueden remplazarse unas a otras, una puede tomar sobre sí la
intensidad de las otras; cuando la satisfacción de una es frustrada por la realidad,
la de otra puede ofrecer un resarcimiento pleno. Se comportan entre sí como
una red de vasos comunicantes (…).”
p. 314
Sigmund Freud